¿HASTA CUÁNDO, SEÑOR, SEGUIRÁS OLVIDÁNDOME?
¿HASTA CUÁNDO, SEÑOR, VA A TRIUNFAR MI ENEMIGO?
1. ¿Hasta cuándo me esconderás tu rostro?
¿Hasta cuándo he de estar preocupado,
con el corazón apenado todo el día?
2. Atiende y respóndeme.
Señor, Dios mío da luz a mis ojos.
3. Para que no me duerma en la muerte,
que no diga mi enemigo: “Le he podido”,
ni se alegre mi adversario de mi fracaso.
4. Porque confío en tu misericordia:
alegra mi corazón con tu auxilio,
te cantaré por el bien que me has hecho.