1. Señor Jesucristo, hijo del Padre y Rey de la Gloria,
libera las almas de las penas y las sombras
y condúcelas hacia el lugar
de la vida y de la luz, de la paz y gloria eterna.
2. Señor Jesucristo, hijo del Padre y Rey de la Gloria
recibe la ofrenda y oye nuestras oraciones.
Con la ofrenda del vino y el pan,
te rogamos, Señor, que nunca nos abandones.