1. Eres, Madre dolorosa,
roca firme junto al Hijo
que se entrega por amor.
Fruto excelso levantado,
en el árbol nos redime
traspasado de dolor.
Madre llena de amargura,
ojos de mirar el llanto
con que llora el corazón.
Los que clavan a tu Hijo
han clavado en ti, primero,
una espada de aflicción.
2. Oh dolor, que tanto hieres,
hiere entero y dame Vida,
ponle fin a mi dolor.
Pues ya duerme el Hijo amado,
sólo quiero darle alcance,
fruto sazonado en flor.
Ved su Cuerpo destrozado,
vedme a solas con mi pena
grande, como nadie vio.
He perdido mi camino,
se han llevado mi tesoro,
sol que en sombras se ocultó.
3. He causado, Madre santa,
tu dolor y el de tu Hijo;
me confieso pecador.
Quiero amarle en mis hermanos
y servir hasta la muerte
a Jesús, mi Redentor.
Nuevos hijos condenados,
despreciados, perseguidos,
dan la vida en esa cruz.
Si clamé por su condena,
quiero compartir con ellos
los dolores de Jesús.
4. Sin defensa, sin justicia,
como oveja al matadero
a la muerte se entregó.
Sin figura, sin belleza,
despreciado de los hombres,
nuestros crímenes llevó.
Madre Santa Dolorosa,
en su sangre beba el mundo
la semilla de la paz.
Que los hombres queden libres
de mentira y de pecado
y reciban su bondad.
5. ¡Oh Cruz, única esperanza,
donde Dios salva a los hombres,
lleno de debilidad!
¡Árbol de copiosos frutos,
donde nace a nueva vida
una nueva Humanidad!
Madre Santa Dolorosa,
que la sangre de tu Hijo
nos alcance su perdón.
Que el fluir de su costado
nos devuelva la esperanza,
nos renueve el corazón