1. Oh Dios, Tú eres mi Dios, por Ti madrugo
mi alma está sedienta de Ti;
mi carne tiene ansia de Ti,
como tierra reseca sin agua.
¡Como te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria;
tu gracia vale más que la vida,
mis labios te alabarán.
MI ALMA ESTÁ SEDIENTA DE TI, SEÑOR DIOS MÍO,
MI ALMA ESTÁ SEDIENTA DE TI.
2. Te bendeciré toda mi vida
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.
Porque fuiste mi auxilio
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti
y tu diestra me sostiene.
Nota do autor:
Utilización litúrgica: Bautismo. Comunión. Ordinario A: 22 y 32; 12 Ordinario C; 4 Cuaresma B